Como hombre
vinculado a la administración, me siento profesionalmente en la obligación en
estas épocas del año de hacer un balance del ejercicio anterior y revisar
los planes para el presente período.
En esta ocasión, hacer este ejercicio ha sido particular y lo califico en estos términos porque el desempeño económico del país ha sido modesto y el contexto internacional en el que se buscaría fortalecerlo se está complicando. EE.UU, según desprendo de las últimas cifras económicas, estaría entrando en una recesión.
En esta ocasión, hacer este ejercicio ha sido particular y lo califico en estos términos porque el desempeño económico del país ha sido modesto y el contexto internacional en el que se buscaría fortalecerlo se está complicando. EE.UU, según desprendo de las últimas cifras económicas, estaría entrando en una recesión.
Por la
globalización, pensaría que este desaceleramiento repercutirá negativamente en
el crecimiento mundial. Pero veo que nos enfrentamos a una crisis
económica que esta siendo combatida por las autoridades monetarias
norteamericanas utilizando medicamentos antiguos: recortes de tasas de interés,
reducción de impuestos e inyección financiera, cuando las características de la
enfermedad son nuevas. El segmento subprime para venta de viviendas es un
sistema financiero paralelo poco o nada regulado; los norteamericanos han
vivido años de bajas tasas por lo que tasas menores no necesariamente los
motivarán y porque la crisis más que de liquidez es de insolvencia.
Internamente
viviremos un año electoral y nuestro socio comercial más importante deberá
elegir presidente en noviembre, convirtiéndose el 2008 en un año con
fuerte tinte político.
En pocas
palabras, vivimos momentos de incertidumbre, de cambios rápidos, radicales y
trascendentales. Me pregunto ahora, quizás como lo hice en mis años mozos ¿Cómo
debemos enfrentar esta situación? Con la experiencia de los años, siento dos
cambios importantes. El primero, que relativizo los acontecimientos convencido
por la experiencia empírica que todo pasa; en segundo lugar, que más que pensar
en mí pienso antes en mis nietos, hijos y comunidad. Por ello quisiera, en esta
ocasión comenzar contando una historia que alguna vez escuché.
Un rey
recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó a un siervo, para que
los entrenara. Pasaron los meses y éste informó al rey que uno de los halcones
estaba perfectamente, pero que el otro no se había movido de la rama donde lo
dejó desde el día que llegó. Entonces, el rey mandó llamar a curanderos y
sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacerlo volar. Como último
recurso, ofreció a su pueblo una recompensa a la persona que hiciera volar al
halcón.
Para su
sorpresa, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los
jardines. Ante esto, el rey le dijo a su corte: "Traedme al autor de ese
milagro".
Su corte
rápidamente le presentó a un campesino. Al que el rey preguntó: “¿Tú hiciste
volar al halcón?, ¿cómo lo hiciste?, ¿eres mago?”.
A lo
que el campesino le contesto: “fue fácil, mi rey. Sólo corté
la rama, y el halcón voló. El ave se dio cuenta que tenía alas y se largó a
volar”.
Pienso que
como el halcón posiblemente me siento cómodo dónde estoy, pero debo por
responsabilidad seguir avanzando con energía positiva.
La energía
es la fuerza que impulsa nuestros pensamientos, palabras y actos.
Está presente en todos los seres, pero en el ser humano, por propia elección
puede tomar una de dos formas: positiva o negativa.
Toda acción
genera una reacción. La vida nos retorna lo que le damos. Podemos visualizarlo
si pensamos en un boomerang. Así, si actuamos impulsados por energía negativa,
el efecto se reflejará más temprano que tarde en nosotros negativamente. En
cambio, si nuestro impulsor es la energía positiva, irradiaremos beneficios que
de igual manera, más temprano que tarde nos retornarán, sin haberlo esperado,
beneficios adicionales.
Por lo
anterior, Considero que es una mala práctica el utilizar la energía
negativa y no es de seres inteligentes el atacar por atacar; por el contrario,
es muy prudente ayudar a todos nuestros semejantes a lograr sus metas, siempre
y cuando tengan buenas intenciones.
La práctica
de esta actitud reflejará siempre nuestro carácter, dejando impregnada nuestra
huella en cada tarea cumplida y en la resolución de los problemas que se nos
presentan en el diario vivir. Nos dará como efecto personal tranquilidad en
nuestro espíritu, que es el fin de todo ser creyente en un ser superior.
Es normal
que los animales ataquen por defensa, por no tener el control de la energía y
al no saber la diferencia entre el bien y el mal. Sugiero no ser egoístas con
nuestros semejantes, entregándoles si es posible la energía positiva, sin
esperar una recompensa, pago, agradecimiento o contraprestación.
Nuestra
misión, como seres humanos con el control de la energía es dignificar la vida y
hacer si es posible del mundo un ambiente de magia o gozo permanente, asumiendo
las obligaciones que nos corresponden, volviendo nuestros sueños realidad y
sirviendo para el bien de todos los que nos rodean.
Estoy
seguro que con energía positiva podremos ver oportunidades donde hoy vemos
escollos; por lo tanto, enfrentaremos mejor los retos que se nos
presentan y obtendremos los resultados que planifiquemos.
Lcdo. Kurt
M. Hansen-Holm