miércoles, 30 de mayo de 2012

Enfrentando los retos con energía positiva


Como hombre vinculado a la administración, me siento profesionalmente en la obligación en estas  épocas del año de hacer un balance del ejercicio anterior y revisar los planes para el presente período. 
En esta ocasión, hacer este ejercicio ha sido particular y lo califico en estos términos porque el desempeño económico del país ha sido modesto y el contexto internacional en el que se buscaría fortalecerlo se está complicando. EE.UU, según desprendo de las últimas cifras económicas, estaría entrando en una recesión.

Por la globalización, pensaría que este desaceleramiento repercutirá negativamente en el crecimiento mundial.  Pero veo que nos enfrentamos a una crisis económica que esta siendo combatida por las autoridades monetarias norteamericanas utilizando medicamentos antiguos: recortes de tasas de interés, reducción de impuestos e inyección financiera, cuando las características de la enfermedad son nuevas. El segmento subprime para venta de viviendas es un sistema financiero paralelo poco o nada regulado; los norteamericanos han vivido años de bajas tasas por lo que tasas menores no necesariamente los motivarán y porque la crisis más que de liquidez es de insolvencia.

Internamente viviremos un año electoral y nuestro socio comercial más importante deberá elegir presidente en noviembre,  convirtiéndose el 2008 en un año con fuerte tinte político.

En pocas palabras, vivimos momentos de incertidumbre, de cambios rápidos, radicales y trascendentales. Me pregunto ahora, quizás como lo hice en mis años mozos ¿Cómo debemos enfrentar esta situación? Con la experiencia de los años, siento dos cambios importantes. El primero, que relativizo los acontecimientos convencido por la experiencia empírica que todo pasa; en segundo lugar, que más que pensar en mí pienso antes en mis nietos, hijos y comunidad. Por ello quisiera, en esta ocasión comenzar contando una  historia que alguna vez escuché.

Un rey recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó a un siervo, para que los entrenara. Pasaron los meses y éste informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente, pero que el otro no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día que llegó. Entonces, el rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacerlo volar. Como último recurso, ofreció a su pueblo una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón.

Para su sorpresa, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines. Ante esto, el rey le dijo a su corte: "Traedme al autor de ese milagro".

Su corte rápidamente le presentó a un campesino. Al que el rey preguntó: “¿Tú hiciste volar al halcón?, ¿cómo lo hiciste?, ¿eres mago?”.

A lo  que  el campesino  le  contesto: “fue fácil, mi rey. Sólo corté la rama, y el halcón voló. El ave se dio cuenta que tenía alas y se largó a volar”.

Pienso que como el halcón posiblemente me siento cómodo dónde estoy, pero debo por responsabilidad seguir avanzando con energía positiva.

La energía es la fuerza que impulsa nuestros pensamientos,  palabras y actos.  Está presente en todos los seres, pero en el ser humano, por propia elección puede tomar una de dos formas: positiva o negativa.

Toda acción genera una reacción. La vida nos retorna lo que le damos. Podemos visualizarlo si pensamos en un boomerang. Así, si actuamos impulsados por energía negativa, el efecto se reflejará más temprano que tarde en nosotros negativamente. En cambio, si nuestro impulsor es la energía positiva, irradiaremos beneficios que de igual manera, más temprano que tarde nos retornarán, sin haberlo esperado, beneficios adicionales.

Por lo anterior,  Considero que es una mala práctica el utilizar la energía negativa y no es de seres inteligentes el atacar por atacar; por el contrario, es muy prudente ayudar a todos nuestros semejantes a lograr sus metas, siempre y cuando tengan buenas intenciones.

La práctica de esta actitud reflejará siempre nuestro carácter, dejando impregnada nuestra huella en cada tarea cumplida y en la resolución de los problemas que se nos presentan en el diario vivir. Nos dará como efecto personal tranquilidad en nuestro espíritu, que es el fin de todo ser creyente en un ser superior.

Es normal que los animales ataquen por defensa, por no tener el control de la energía y al no saber la diferencia entre el bien y el mal. Sugiero no ser egoístas con nuestros semejantes, entregándoles si es posible la energía positiva, sin esperar una recompensa, pago, agradecimiento o contraprestación.

Nuestra misión, como seres humanos con el control de la energía es dignificar la vida y hacer si es posible del mundo un ambiente de magia o gozo permanente, asumiendo las obligaciones que nos corresponden, volviendo nuestros sueños realidad y sirviendo para el bien de todos los que nos rodean.

Estoy seguro que con energía positiva podremos ver oportunidades donde hoy vemos escollos;  por lo tanto, enfrentaremos mejor los retos que se nos presentan y obtendremos los resultados que planifiquemos.



Lcdo. Kurt M. Hansen-Holm

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